Esta web, cuyo responsable es Bubok Publishing, s.l., utiliza cookies (pequeños archivos de información que se guardan en su navegador), tanto propias como de terceros, para el funcionamiento de la web (necesarias), analíticas (análisis anónimo de su navegación en el sitio web) y de redes sociales (para que pueda interactuar con ellas). Puede consultar nuestra política de cookies. Puede aceptar las cookies, rechazarlas, configurarlas o ver más información pulsando en el botón correspondiente.
AceptarRechazarConfiguración y más información

MIGUEL XAVIER MONAR TOROMORENO

Lo que realmente me gustaba era el fútbol, bueno me apasiona hasta ahora, soy un enfermo del fútbol, jugar, ver, escuchar, ver la repetición de los goles, volver a ver los goles, comentar los goles con mi hijo, incluso terminé de "mister" improvisado en un querido equipo de fútbol , pero esa habilidad que no tenían mis pies si tenían mis manos, y me incliné por las artes plásticas.? Desde muy pequeño desarrollé la afición por el arte, ganando varios premios en pintura sin haber pisado la Facultad de Artes, bueno, pisado para una que otra fiesta, para estudiar claro está ya que no, pero colegas artistas sí que tenía, y en mis venas corre más óleo que sangre, y aunque a las artes plásticas las tengo un poco apartadas, siempre me considero un artista.

Si hay un recuerdo de mi infancia que me? impresiona ahora luego de muchos años, es que si había algo que no me perdía en la televisión eran los programas de cocina, los recuerdo con un poco de nostalgia, ya que cuando estuve enfermo de varicela, éstos me acompañaron por las mañanas, día a día, y me veía algún momento vestido de cocinero, con gorro de champiñón, mandil y mi nombre bordado en el pecho.? Hoy en día mi look de cocinero no es tan parecido a ese, mi look personal es un poco más atrevido.

Hijo único siempre tuve el apoyo total de mis padres, en todo proyecto que me propusiese, aunque algunos eran una locura, pero en fin, eran proyectos, y así pues terminé estudiando? arquitectura, pero si algo que no habrían aprobado hubiera sido el que sea cocinero, ahora me imagino la cara de mis padres si les hubiese dicho, allá por los años 90, que no quería ir a la universidad, que lo mío era la cocina, imposible!, lo que eres es un vago!

El diseñar edificios, casas, centros comerciales, etc., llenaban mi hambre de creatividad, pero esa creatividad iba más allá de los límites establecidos en los cánones de arquitectura y tuve más de una desilusión al toparme con límites que yo creía que podía rebasar.

Al buscar el desarrollo total del diseño y la creatividad fui a dar con la escuela de diseño de interiores, ahí sí, ahí sí que me sentía más a gusto, podía crear y crear, y decidí vincularme al mundo laboral del diseño.? Afortunadamente mis diseños gustaron mucho y pude diseñar más de una media centena de proyectos con empresas de nivel internacional, incluso con diseños primicia para América del Sur, pero me absorbió tanto el trabajo que dejé mis estudios de diseño.

Una vez en la cima del éxito profesional, me saturé de diseñar, abandoné el diseño para buscar nuevas experiencias, pero seguía mirando programas de cocina y cocinando, claro a nivel casero, pero siempre buscando nuevas tendencias y restaurantes innovadores, siempre me gustó el buen comer, ya decía mi padre: prefiero darle de vestir y no de comer, y no hay ciudad o pueblo que visite en que no busque la comida típica del sitio, tengo que probar, y descubrir ese placer de sentir nuevos sabores.

Mientras buscaba mi yo interior, el destino me enrumbó en el mundo de la televisión, y tuve la gran experiencia de grabar en varias telenovelas, por lo general haciendo el papel de galán, no mentira, hice de muchos personajes, galán, policía, ejecutivo, empresario, juez, en fin, ya ni me acuerdo, y cada vez me daban más tiempo en la pantalla, pero no era mi medio, yo necesitaba crear, y es así que empecé a estudiar cocina.

Obtuve mi título de Chef profesional, cuando ya trabajaba como cocinero, bueno como office en un restaurante de corte italiano, lavando platos y cacerolas muy grandes y dejándome el lomo limpiándolas hasta el final del turno, y claro, mientras todos se tomaban una cerveza en la barra, yo tiraba la basura.

Mientras era el último de la plantilla, el que hacía lo que los cocineros no querían hacer, aprendí poco a poco el teje y maneje de la cocina, y en la primera oportunidad que hubo me apropié de la partida de fríos.? A lo largo de mi vida profesional he pasado por muchas partidas y cocinas, como office, ensaladero, gratinador, pizzero, salsero, baños maría, plancha, fuegos, jefe de partida, segundo de cocina, jefe de cocina, chef ejecutivo, he rodado por las cocinas españolas y les he sacado el jugo a todas y he desarrollado mi creatividad a los niveles que he querido, claro, también el que han querido mis jefes, y me he movido por varios países tomando ideas y fusionando sabores árabes, americanos, europeos, africanos, de la sierra, de la costa, mediterráneos, atlánticos, en fin, no me cansaré de probar los sabores del mundo.

?Me ha costado mucho tener mis cocinas y llevarlas a mi modo, siempre dentro de lo correcto, defendiendo la pureza de los sabores y recuerdos, eso sí siempre, siempre quiero más, y mi mente trabaja todo el tiempo en función de mi gran pasión, la cocina, y aunque éste libro no te va ha hacer un gran cocinero, es más, no vas siquiera ha aprender a freír un huevo, pero sí puedes plantearte la idea de que? tú también puedes ser un Chef!